martes, 16 de septiembre de 2014

LOS POBLADORES DE LA COMUNIDAD DE BARRA VIEJA, TELA, ATLANTIDA, SON DESPOJADOS DE SUS TIERRAS.

El día de ayer 6 de Agosto del 2014, los pobladores de la comunidad de Barra Vieja, Tela Atlántida, fueron objeto de un desalojo forzoso, involuntario, inmisericorde; en el cual fueron lesionados sus derechos fundamentales, territoriales, vitales, ancestrales  y generacionales.

En éste evento de carácter inhumanitario, debemos mencionar y hacer eco, que al despojar a toda una comunidad de sus territorios, desarticulamos su vida funcional, pero también la emocional, afectiva, sus relaciones sociales, culturales, psicológicas  y sobremanera, esa relación tripartita que representa el territorio para los pueblos, su origen, el sentido de la creación y su vinculación espiritual.

Despojar a una comunidad de su tierra no solo conlleva dejar de estar en un espacio, sino es desterrarlos de toda su cosmovisión, es romper el lazo de una vivencia en armonía con su entorno y con el ambiente y la naturaleza, es desvincularla en su esencia al sentido de su vida, derecho que tiene toda persona a tener.

Evento que conlleva a lesionar la integridad de los miembros de cada una de las familias  afectadas  y lo peor sin la esperanza de ser reubicados en otro lugar.
Esto refleja el carácter violento, impositivo  de ésta acción, que lesiona de forma directa la VIDA en su integridad  y el respeto a la persona humana.
Sabiendo que una de las principales causas de violaciones a los derechos humanos, que se cometen con éste tipo de acciones, es la falta de respeto a su medio ambiente y a las formas de vida, de cada uno de las personas afectadas, la ocupación ilegal  de sus territorios, esto reafirma la  aplicación de la doctrina de la “Terra Nullium” lo que conlleva, sólo a amenazas, agresiones y otros tipos de violaciones para intimidar.

Respetar el derecho que tienen las personas a sus territorios, a sus tierras es reconocer el derecho colectivo, el derecho intergeneracional y solidaridad, derecho a los recursos naturales, la interdependencia, sostenibilidad de sus familias, es reafirmar el derecho de protección de los derechos humanos.
Negarlos es Proceder a una acción como la que se ha dado en la comunidad de Barra Vieja.

Una vez más, el gobierno hace caso omiso, de ser protector, defensor de los derechos de los pueblos, al ser firmante del convenio 169 de la OIT, siendo éste un marco NORMATIVO Y VINVULANTE, de protección a los derechos de los pueblos.

Concluyo diciendo, la urgencia de un marco jurídico, que legisle  en función del derecho colectivo en Honduras, que analice  y considere los derechos que subyacen del derecho territorial, tales son: la participación, la información, consulta, restitución, indemnización, conservación, protección y utilización de las tierras…


Sin olvidar que el territorio, “los espacios geográficos, constituyen el hábitat de los pueblos y comunidades, indígenas, afro indígenas y originarios, a los cuales han tenido tradicionalmente acceso y donde mantienen y desarrollan sus propias vidas y formas de organización, económica, social y cultural, de modo que aseguran su sobrevivencia  y desarrollo. Son inalienables, indivisibles, irreversibles, colectivas, compuestas por comunidades, inembargables e imprescriptibles” (Ley TCO, 1997)
















Como ustedes mismos pueden constatar la foto describe, la situación de preocupación, zozobra que viven los pobladores de la comunidad de Barra Vieja, ante la  alarmante y desgarradora noticia del despojo de sus tierras, ancestrales y patrimoniales. 

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