Les saludo muy efusivamente.
Partimos del punto y el entendido que la Diversidad, sea racial, religiosa, ideológica sin la capacidad de convergencia entre semejantes o las personas, conduce a violencia de Derechos Humanos, al falto de comunicación, diálogo, respeto, paz, reconocimiento del derecho y libertad de mi semejante y la no capacidad de converger en la búsqueda constante de acuerdos, para armonizar y hacer de la diversidad lo que siempre debe haber sido desde sus inicios, un potencial de desarrollo.
Entendida como la oportunidad de reconocer la diferencia del otro, para sumar al proceso de construcción de ideales, nuevos proyectos, donde el vínculo del respeto y del reconocimiento de las capacidades son la motivación constante para la creatividad y la imaginación humana.
Hoy más que nunca, considero y creo que debe ser nutrida con sus más altos estándares de reconocimiento con el decidido apoyo e involucración de hombres y mujeres que hacen la opción por un mundo cada vez más humanizador, solidario y fraterno.
Recordemos que el mundo desde sus génesis, salidas de las manos de su creador siempre fue y ha estado presente el acto generador, precursor, dador de la Divinidad gestado en un ambiente completamente forjado por la DIVERSIDAD RELACIONAL DEL CREADOR.
No hay duda que la Diversidad Cultural es parte genuina del plan de salvación, que para su máxima explendor requiere de la continuidad y la entrega del hombre y mujeres, dados a vivir con amor genuino, aquel que no se desconfigurar por la Xenofobia Racial.
Éste es el gran reto de quienes somos partícipes de ésta sociedad, construirla, luchar por hacer de ella un espacio de vida armónica, sin antagonismo y sin imponer la tesis de la sobrevivencia humana del existencialismo colonialista.
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